Escuché hablar de la teoría de mayoría silenciosa por primera vez por
boca de Mariano Rajoy después de la huelga general de 2012. Cuando los
periodistas le preguntaron sobre la enorme movilización ciudadana en contra de
sus políticas de brutales recortes sociales y sus incumplimientos electorales
(sí, sí, eran los tiempos en los que todavía respondía a los periodistas sin
esconderse detrás de pantallas de plasma) Rajoy respondió que su gobierno se
debía a “la mayoría silenciosa” que no había salido a la calle y que por tanto,
según su lógica, esta avalaba sus políticas y su laminación a golpe de recorte
de nuestro Estado del bienestar.
A partir de ese momento la teoría de la mayoría silenciosa se ha
convertido en una especie de mantra permanente de Rajoy que sirve para rechazar
todo lo que no le gusta y debe constar enmarcado en oro en todos los
argumentarios del PP. En que consiste dicha teoría? Muy fácil, en convertir la
política en una especie de derivada esotérica dónde la fuerza no la dan los
votos sino conceptos místicos o nebulosas “mayorías silenciosas” virtuales que
sirven para poder justificar cualquier cosa.
¿Que dice usted, que los ciudadanos rechazan los recortes en educación,
sanidad o dependencia? Imposible! Una “mayoría silenciosa” entiende lo que
estamos haciendo. ¿Como? ¿Hay malestar con la corrupción que salpica al PP? La
“mayoría silenciosa” afirma lo contrario. ¿Cataluña? ¿Qué pasa en Cataluña?
Nada! Una enorme “mayoría silenciosa” está inmensamente feliz con el status quo
actual, todo lo demás son cuentos y tal…
Una derivada particularmente ridícula de la teoría de la mayoría
silenciosa consiste en sumar a todos aquellos que no participan en las
movilizaciones sociales como un todo harmónico y, sorprendentemente, afirmar que
quien no sale a la calle es porque está totalmente de acuerdo con la justicia de
las actuaciones Rajoy. Vamos a desarrollar esta curiosa concepción desde un
estricto sentido común (en la medida en que sentido común y PP no sean ya
conceptos antagónicos). Como todos sabemos la sociedad francesa ha protagonizado
recientemente la mayor movilización de su historia para mostrar su rechazo el
terrorismo. Cuántas personas han participado en estas manifestaciones de
protesta? Un máximo de 3 millones, según la misma prensa francesa. Cual es la
población de Francia? Más de 66 millones de habitantes. Supone esto, según la
teoría de la mayoría silenciosa, que más del 90% de los franceses no están en
contra del terrorismo? Menuda lógica! Ridículo, verdad?
Alguien debería recordarle al PP que las matemáticas no son una cuestión
de opiniones y que en un sistema democrático las mayorías reales se demuestran
en las urnas. El PP se obstina en hablar en nombre de todos los catalanes cuando
los resultados del PP en Cataluña deberían hacer pensar, y mucho, a los
responsables de su campaña. Tomemos como referencia las dos últimas citas con
las urnas, cuántos votos obtuvo el PP en las elecciones al Parlament de 2012?
470.000 sufragios. Cuantos ciudadanos tenían derecho al voto? Más de cinco
millones y medio. ¿Y las elecciones europeas, las últimas que se han celebrado,
cuántos votos obtuvo el PP en Cataluña? 246.000, es decir, menos del 10% del
total de los votos emitidos. Es evidente que estos 300-400.000 votantes del PP
reflejan el estado de opinión de un segmento de la sociedad catalana pero de
aquí a decir que menos del 10% representan a la mayoría y despreciar al resto va
un océano.
Pero que nadie espere un mínimo de reflexión o de análisis por parte de
los dirigentes y estrategas del PP. Nuevamente dirán que pese a que los
ciudadanos no les votan y que en cada elección menguan en votos en realidad “la
mayoría silenciosa” está plenamente de acuerdo con la hoja de ruta de Rajoy y,
por lo tanto, no hay que apartarse ni medio milímetro del camino trazado. A
veces da la sensación de que es posible que incluso se lo crean.
Pero el tinglado teórico es tan sumamente absurdo que no puedo evitar
evocar a Kafka: “cuando Gregorio Samsa se levantó por la mañana después de una
noche agitada se encontró a si mismo convertido…” en una mayoría
silenciosa.
Article de Luis Rosendo publicat avui al diari Més Tarragona
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