Acababa de responder a los
periodistas y es un hombre a quien las preguntas no le gustan. Así que un
micrófono abierto recogió la reacción del todopoderoso ministro de economía,
Luis de Guindos, cuando salía de atender a los medios de comunicación.
Literalmente, dijo: “que les den por el c…”. Este, digamos, cariñoso y
entrañable deseo del ministro del PP no es un hecho aislado sino que se suma a
un amplio listado de desprecios de los dirigentes de la derecha al común de los
mortales de este país. No pueden evitarlo y les sale la vena autoritaria tan
propia de la derecha “patriótica”. Todos recordamos todavía la exclamación
llena de insidia -“que se jodan!”- gritada por una diputada del PP en sede
parlamentaria justo cuando Rajoy acababa de anunciar un nuevo recorte de las
prestaciones a los parados. A quien insultaba la diputada? A los parados? A los
diputados de la izquierda? A todos los ciudadanos de este país? A las personas
educadas? Todavía lo ignoramos porque el grupo popular se limito a arropar a su
diputada y a pasar de puntillas sobre esta ofensa adicional a los parados,
víctimas ya de las políticas del PP.
Se puede insultar de palabra,
como el señor de Guindos y la diputada ilustrada, pero también se puede insultar
de obra. Un insulto también es ver como mientras la inmensa mayoría de la
población pierde poder adquisitivo, aumenta el paro, la pobreza y las
desigualdades, el supertesorero del PP, señor Bárcenas, acumulaba millones en
cuentas opacas en Suiza. Y que dice el PP? Nada –fin de la cita-. Por no hablar
del espectáculo más propio de un vodevil zarzuelesco de la trama Gürtel con
personajes que parecen salidos de la saga “la escopeta nacional” de Berlanga
(como el tal “Don Vito” o el autodenominado “el bigotes”). Un escándalo
mayúsculo del que hoy mismo se destapan nuevas, y nada edificantes,
revelaciones de regalos, favores y presentes varios. Y estos son los que nos
tenían que sacar de la crisis?
La deriva autoritaria del PP
comienza a ser muy preocupante (y eso que todavía disponen de casi dos años
para hacer daño!). Lejos de cumplir con el programa electoral con el que se
presentó a las elecciones (la promesa famosa de: + trabajo – impuestos), el
gobierno de Rajoy está desplegando su verdadero programa oculto utilizando su
mayoría absoluta como una rodillo para imponer la peor ley de educación de la
democracia, una ley de seguridad ciudadana que considera a los ciudadanos como
potenciales subversivos o una reforma laboral que ha ofrecido resultados devastadores
como demuestran los datos del paro y de la afiliación a la Seguridad Social
conocidos ayer mismo.
Mención a parte merece la
impresentable reforma de la ley del aborto de Gallardón que supone, en la práctica,
rebobinar 30 años el reloj de la historia. Lejos de recoger el espíritu aperturista
del nuevo Papa de Roma el PP pretende tirar adelante a cualquier precio una
reforma que tan solo ha recogido el aplauso entusiasta de la extrema derecha
francesa y que ha contado con la reprobación no sólo del conjunto de la
sociedad española sino incluso de gran parte de su propio electorado, como
reflejan todas las encuestas de opinión. “Prietas las filas”, deben decir en
las sedes del PP ante semejante despropósito.
Los socialistas nos
comprometemos a derogar todas estas medidas injustas y contrarias al interés
general cuando volvamos al gobierno, empezando por la reforma laboral y la
amnistía a las grandes defraudadores y delincuentes fiscales. Se ha dicho estos
días que la reforma del aborto es un “guiño” del PP a sus electores más
identificados con la extrema derecha. Creo que no es exactamente cierto. Por su
obra de gobierno, y por sus admiradores europeos (Le Pen y compañía), la
realidad está demostrando que la extrema derecha del PP es el PP. Comparativamente,
casi están convirtiendo al gobierno de derechas de CiU y ERC en Catalunya en un
ejecutivo pseudosocialdemócrata. Si algún liberal moderado queda en el PP debe
estar pasándolo realmente mal…
Ayer mismo tuve la oportunidad
de ver la presentación de Alianza Popular, el PP actual cambiado de nombre,
allá por 1977 de la mano de siete exministros franquistas. No pude reprimir una
cierta sensación de deja vu. Igual
como hoy las llamadas de verbo ampuloso invocando a la defensa de la unidad de
la patria amenazada por “rojos” y “separatistas” estaban a la orden del día.
Así mismo, la defensa de la familia –otra gran obsesión del PP- ocupaba la
mente de aquellos “demócratas de toda la vida.” En ese caso no era el aborto sino
la posibilidad de legalizar el divorcio lo que quitaba el sueño a estos
dirigentes “patrios” (cuantos líderes del PP estarían ahora dispuestos a
rubricar estas palabras?) Cerré los ojos. Dejando a parte el color ceniciento y
la vestimenta uniforme de la derecha de la época la música, el tono y el tempo políticos que escuchaba eran
idénticos a la que había escuchado el día antes en el Senado cuando seguía la
intervención del presidente del gobierno.
Article d'opinió de Maria Jesús Sequera publicat al Més Tarragona
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